Desde siempre el robo de coches ha sido algo muy común en todos los países. Y con la llegada de nuevas tecnologías, a los coches se les han incorporado nuevas medidas de seguridad para que fuese más difícil su robo.
Pero la mayoría de esas medidas son de tipo electrónico, y como los ladrones también mejoran sus conocimientos tecnológicos, son capaces de mantenerse al día y así seguir robando los coches modernos de hoy en día, a pesar de sus protecciones electrónicas.
En España se roban del orden de 300 coches cada día, y he leído que en USA pasa algo parecido y que a las compañías aseguradoras les cuesta unos 4 billones de dólares al año.
Para intentar “solucionar” este problema unos investigadores de la Universidad de Michigan han desarrollado un sistema electrónico que bloquea la corriente de la batería hacia el motor, y se controla mediante un teclado al que hay que introducir un código de acceso para que el coche funciones.
Con todo el respeto para el trabajo de esta buena gente, creo que la aproximación al problema es errónea. Pues han desarrollado un sistema electrónico para proteger al sistema electrónico del coche. O sea, más de lo mismo.
Cuando he visto esta noticia me he acordado de los sistemas antirrobo sencillos de hace muchos años, a base de una cadena y un candado, o bien una barra antirrobo colocada sobre el volante.
Creo que lo más sencillo es lo que mejor funciona, y estos sistemas aparte de la protección física, también tienen una protección psicológica, pues el ladrón cuando los ve colocados en un coche, lo más normal es que desista de su intención e intente realizar el robo en otro coche donde piense que le sea más fácil hacerlo.
La tecnología está muy bien, pero solo cuando es necesaria. Los mecanismos, cuanto más sencillos, menos cuestan y menos problemas originan.
Y nunca debemos de olvidar la expresión “KISS”: Keep It Simple Stupid
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