Estamos en medio de una Crisis Climática, y la mayoría de la gente viven tan felices y al margen del “problema” que les va a afectar a ellos y en espacial a sus descendientes. Y eso es así porque hay muchos intereses en mantenernos “dormidos” y que sigamos consumiendo como si nada.

Los grupos financieros e industriales que mueven los negocios están interesados en que todo continúe igual y que nada cambie, y disponen de enormes cantidades económicas para hacer que así sea. Sus “lobbies” ejercen su presión de muchas maneras diferentes y al máximo nivel.

En mi opinión, una de las actividades más absurdas que hoy realizamos es la de los cruceros de placer. Y me explico: Los cruceros, son gigantescas moles flotantes que albergan a miles de personas en viajes de placer por todo el mundo, y son una de las industrias turísticas más populares del planeta.

Sin embargo, detrás de la fachada de lujo y diversión se esconde una realidad contaminante que no es nada glamurosa y que supone una catástrofe ambiental para nuestro planeta, porque hacemos algo por pura diversión y que genera una gran contaminación. Es decir, estamos contaminando por el puro gusto de hacerlo.

Los cruceros funcionan con combustibles fósiles altamente contaminantes, como el fueloil pesado. Esto genera grandes cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero, como el CO2, que contribuyen al cambio climático. Además, emiten óxidos de azufre y nitrógeno, que provocan lluvia ácida y otros problemas respiratorios.

Los cruceros generan una gran cantidad de residuos, tanto sólidos como líquidos, que en parte se recogen y en parte no. Las aguas residuales, que a menudo no se tratan adecuadamente, se vierten en ocasiones al mar, contaminando las aguas y poniendo en peligro la vida marina.

Este turismo de cruceros puede tener un impacto negativo en las comunidades locales. La llegada de miles de turistas en un corto período de tiempo puede generar problemas como la congestión, el aumento de precios y la degradación del medio ambiente. Además, a menudo los beneficios económicos del turismo de cruceros no se reparten de forma equitativa entre la población local. Me da mucha pena ver un enorme crucero navegando por el gran canal de Venecia.

Y es que resulta posible disfrutar de los viajes por mar sin contribuir a la destrucción del planeta. Existen alternativas sostenibles a los cruceros tradicionales, como los barcos de vela o los cruceros ecológicos que utilizan tecnologías limpias y minimizan su impacto ambiental. Alguien dirá que son más caros, y es cierto, pero son sostenibles.

Cada día que pasa, los negocios que no son sostenibles tienen menos sentido, y el caso de los cruceros es realmente absurdo.Hay muchas organizaciones que luchan por un turismo más responsable y respetuoso con el medio ambiente, y debemos apoyarlas en lo que podamos.

Aunque podamos hacer relativamente poco, creo que juntos podemos cambiar las cosas. Al tomar decisiones responsables y exigir a las empresas que actúen de forma sostenible, podemos contribuir a proteger nuestro planeta para las generaciones futuras.

No podemos resignarnos a lo inevitable, porque todo se puede cambiar. Y en parte depende de nosotros.

Sugiero ver un vídeo que encontré no hace mucho en The Guardian:

Creo que vale la pena.

Por Amador Palacios

Reflexiones de Amador Palacios sobre temas de Actualidad Social y Tecnológica; otras opiniones diferentes a la mía son bienvenidas

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