El gran problema del plástico es que tarda muchos años en descomponerse en la naturaleza, y que los medios actuales de reciclado son lentos, costosos y muchas veces contaminantes.
En parte por estas causas y en parte por la dejadez humana, solo se recicla apenas el 15% de los plásticos que usamos y el resto se incinera ( genera contaminación) o se tira y acaba en los mares ( más contaminación ).
Una empresa francesa llamada Carbios ha generado un proceso de enzimas que son capaces de descomponer el PET ( es el plástico más usado y con el que se fabrican la mayoría de las botellas ) en un tiempo breve entre 10 y 16 horas. Esto es algo nuevo y muy diferente de las soluciones actuales.
Las botellas de plástico son molidas e introducidas en un recipiente. En él se les aplican las enzimas y en unas pocas horas se descomponen en otros subproductos ( ácido tereftálico y etilenglicol ) reutilizables.
Y de estos subproductos obtenidos se pueden volver a fabricar nuevas botellas de PET disminuyendo en más de un 30% los gases de efecto invernadero.
El reactor de prueba de Carbios tiene un tamaño de 20 metros cúbicos y se pueden tratar 100.000 botellas cada vez, y una vez demostrada la viabilidad técnica piensan en implementar medios industriales mayores para tratar un mayor número de botellas y abaratar los costes.
Carbios es una empresa que se fundó en el año 2011 y les ha costado 10 años de trabajo y esfuerzo conseguir estos resultados positivos. Las cosas no suceden por casualidad, sino después de un duro trabajo.
El producto de Carbios es el doble de caro que el PERT virgen ( el procedente del petróleo ), pero puede ser asumible por los grandes fabricantes ( cuesta poco más de 2 céntimos la botella ) para reducir la huella de carbono.
Y de hecho alguna marca como Nestlé ya ha realizado pruebas con sus botellas de plástico.
Es cuestión de que los clientes ( nosotros ) nos mentalicemos y exijamos que deseamos tener productos que no contaminen nuestro entorno.