La idea de un robot realizando procedimientos dentales, hasta hace poco relegada a la ciencia ficción, está cobrando vida gracias a empresas como  Perceptive   su WEB  es: https://www.perceptive.io/

Esta empresa promete un futuro donde la inteligencia artificial y la robótica se combinan para ofrecer tratamientos dentales más precisos, eficientes y, quizás, accesibles.

Sin embargo, esta visión futurista despierta reacciones encontradas, desde la fascinación por la innovación hasta la aprensión por la intrusión robótica en un espacio tan íntimo como nuestra boca.

Es innegable que la robótica ha revolucionado diversos campos de la medicina, desde la cirugía laparoscópica hasta la administración precisa de radioterapia. La precisión milimétrica, la capacidad de operar incansablemente y la eliminación del factor humano en términos de temblor o fatiga, convierten a los robots en herramientas atractivas para procedimientos complejos.

En el caso de la odontología, las ventajas potenciales son evidentes:

  • Muy alta precisión: Los robots, guiados por imágenes 3D y algoritmos de IA, podrían realizar procedimientos con una precisión inigualable, minimizando el daño a los tejidos sanos y mejorando los resultados.
  • Menos Invasivo: La destreza robótica permitiría realizar intervenciones mínimamente invasivas, reduciendo el dolor, la inflamación y el tiempo de recuperación.
  • Eficiencia y Accesibilidad: La automatización de tareas repetitivas podría liberar a los dentistas para que se concentren en diagnósticos complejos y en la atención personalizada del paciente. A largo plazo, esto podría hacer que la atención dental de calidad sea más accesible, especialmente en áreas con escasez de profesionales.

A pesar de las ventajas potenciales, la idea de un robot operando en nuestra boca despierta una serie de inquietudes:

  • La boca es un espacio complejo e íntimo: Cada boca es única, con su anatomía particular, sensibilidad y capacidad de apertura. La interacción con los tejidos blandos, la gestión del dolor y la adaptación a los movimientos involuntarios del paciente, son desafíos considerables para un robot.
  • El factor humano: La odontología no se limita a la ejecución técnica de un procedimiento. La empatía, la capacidad de calmar la ansiedad del paciente, la interpretación de sus reacciones y la toma de decisiones en tiempo real, son aspectos cruciales que solo un dentista humano puede brindar.
  • El dilema ético y social: ¿Qué sucede con la relación médico-paciente en un entorno dominado por la tecnología? ¿Quién es responsable si algo sale mal durante un procedimiento realizado por un robot? ¿Cómo se aborda la brecha digital y la posible desigualdad en el acceso a esta tecnología?

Es importante destacar que, al menos en el futuro cercano, los robots dentistas no reemplazarán por completo a los profesionales humanos. En cambio, se perfilan como herramientas de asistencia, mejorando la precisión y eficiencia de los dentistas, quienes seguirán siendo responsables del diagnóstico, la planificación del tratamiento y la toma de decisiones críticas.

El camino a seguir es la colaboración inteligente entre la tecnología y la humanidad. Los robots pueden ser excelentes herramientas, pero la intuición, la empatía y el juicio clínico de un dentista humano siguen siendo irremplazables. El futuro de la odontología pasa por encontrar el equilibrio adecuado entre la innovación tecnológica y la preservación del componente humano, esencial para una atención integral y centrada en el paciente.

Y podeis llamarme raro si quereis, pero yo tengo muy claro que ningún robot va a entrar en mi boca para taladrar ( o lo que sea necesario ) uno de mis dientes.

Pero a pesar de todo, bienvenida sea la tecnología que se atreve con todo.

Amador Palacios

Por Amador Palacios

Reflexiones de Amador Palacios sobre temas de Actualidad Social y Tecnológica; otras opiniones diferentes a la mía son bienvenidas

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