La geoingeniería es la intervención deliberada a gran escala en el sistema climático de la Tierra para moderar el cambio climático. El principal tipo de geoingeniería es la gestión de la radiación solar (SRM) y tiene como objetivo reducir la cantidad de radiación solar que llega a la Tierra, para de esa manera intentar disminuir su temperatura.
Hay una serie de problemas con la geoingeniería, tanto técnicos como éticos. Algunos de los problemas técnicos incluyen:
El problema es que hay una gran incertidumbre sobre la efectividad de la geoingeniería. No entendemos completamente cómo la geoingeniería interactuaría con el sistema climático de la Tierra, y existe el riesgo de que pueda tener consecuencias no deseadas. Por ejemplo, SRM podría alterar los patrones de lluvia o conducir a un aumento en la frecuencia de eventos climáticos extremos.
La dificultad de implementar la geoingeniería a una escala lo suficientemente grande. SRM requeriría el despliegue de grandes cantidades de materiales en la atmósfera, lo que sería costoso y técnicamente desafiante, y con resultados imprevistos.
Y además existe el riesgo de que la geoingeniería se utilice como sustituto de la reducción de emisiones, y que algunos intenten utilizar la geoingeniería como una forma de evitar la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Esta sería una apuesta peligrosa, ya que la geoingeniería no es una solución permanente al cambio climático y podría tener consecuencias no deseadas.
Y también hay una serie de problemas éticos, pues los efectos de la geoingeniería no se distribuirían uniformemente y existe el riesgo de que algunos países o grupos de personas se beneficien más que otros. Por ejemplo, SRM podría beneficiar a unos países y perjudicar a otros.
La geoingeniería presenta riesgos para el medio ambiente, y podría tener una serie de consecuencias no deseadas para nuestro entorno, como la alteración de los ecosistemas o la extinción de especies.
En general, hay una serie de problemas serios con la geoingeniería, y es importante considerar cuidadosamente estos problemas antes de considerar la geoingeniería como una solución al cambio climático.
Dados los problemas potenciales con la geoingeniería, es importante proceder con precaución. La geoingeniería solo debería considerarse como último recurso, y solo después de que se hayan agotado todas las demás opciones. También es importante desarrollar acuerdos internacionales sobre la gobernanza de la geoingeniería, con el fin de minimizar los riesgos y maximizar los beneficios potenciales.
Por eso es un sinsentido las pruebas que realizan algunas empresas como OPEX, Make Sunsets y otras, que envían globos a la estratosfera para lanzar allí partículas de dióxido de sulfuro, con el objetivo de reflejar los rayos solares e intentar disminuir la temperatura ambiente de la Tierra.
Y como esas acciones podrían aumentar, la Comisión Europea está promoviendo el acuerdo entre los países para controlar las acciones unilaterales de particulares que puedan ocasionar daños desconocidos y difícilmente predecibles.
Es de esperar que estas acciones europeas tengan resultados positivos, y que los gobiernos sean conscientes de que no se puede actuar de manera unilateral, y lo que es peor, desconociendo los resultados que pueden ocasionar esas acciones.