Lo primero y más importante es tener claro que los grandes aviones de más de 100 toneladas de peso necesitan un enorme empuje de motor para ponerse en el aire, y eso no se puede conseguir con el peso añadido de unas baterías. La alternativa eléctrica hoy no es una opción para estos aviones.
Con la tecnología actual y con una previsión de unos 30 años, la posibilidad de que los grandes aviones vuelen sin contaminar es disponer de combustibles no contaminantes y de potentes motores que sean capaces de funcionar con esos combustibles. Punto.
Y desde hace bastantes años, todos los grandes participantes del mundo aeronáutico ( los constructores de aviones y los fabricantes de motores ) llevan años buscando alternativas ecológicas para que estos grandes aviones puedan volar sin generar contaminación ambiental.
Es un enorme problema pero que tiene solución, aunque aún no sea barata, porque cuando se quiere se consiguen las cosas.
Ya hace años se realizaron vuelos con motores que quemaban una mezcla de combustible normal y combustible ecológico, y se comprobó que eso era viable aunque todavía caro, por el alto costo de combustible ecológico y la escasez del mismo.
Se ha seguido trabajando en ese camino y recientemente Rolls-Royce ( uno de los mayores fabricantes de motores aeronáuticos del mundo ) ha anunciado un nuevo modelo de motor llamado UltraFan que puede funcionar con el combustible convencional actual, o también solo con el combustible ecológico ( SAF ), y ese motor tiene energía suficiente para poner aviones en vuelo.
Este nuevo motor es mucho más eficiente que los anteriores, pero en mi opinión una de las características más importantes es que pueda funcionar con combustibles SAF. Y el problema que se presenta ahora es la capacidad de la industria para producir este tipo de combustible a precios “razonables”.
Corresponde a los Gobiernos promover en el mercado las alternativas ecológicas de viajar, incentivando la producción de combustibles ecológicos y su consumo. A la vez que informar a los ciudadanos para sean conscientes del “problema” y asuman un cierto extracoste para volar sin contaminar.
La concienciación es fundamental si queremos que la situación cambie para mejor. Pero muchas veces me pregunto cuantos lo quieren de verdad y cuanto están dispuestos a pagar.