El auge de la inteligencia artificial y la creciente demanda de servicios online han disparado la necesidad de centros de datos a nivel global. Estos gigantes digitales, que procesan la información del mundo, se expanden a un ritmo vertiginoso, creando nuevas necesidades de energía y, sobre todo, de agua. Pero ¿a qué coste? ¿Estamos construyendo un futuro donde el agua se convierta en un bien escaso, víctima del apetito insaciable de la tecnología?

La refrigeración de los servidores es un proceso crucial, y la eficiencia energética se mide no solo en la electricidad, sino también en el consumo de agua. Mientras que el aire acondicionado tradicional ha sido el método predominante, la refrigeración líquida, empleando agua, está ganando terreno. La proximidad del agua a los componentes electrónicos permite un enfriamiento más eficiente, reduciendo el consumo energético. Este cambio en la refrigeración nos lleva inevitablemente a un nuevo punto de conflicto.

La respuesta a este problema aparentemente simple podría ser sorprendente: la falta de agua en muchos lugares. Se han realizado pruebas con refrigeración por agua de mar, pero se ha comprobado que la alta salinidad acelera la corrosión de los equipos. Esto ha llevado a la instalación de estos centros de datos en regiones áridas y desérticas, precisamente las zonas con menor disponibilidad de recursos hídricos. La paradoja es flagrante: centros de datos que requieren grandes cantidades de agua se instalan en lugares donde el agua es un bien preciado y escaso.

Amazon, Google y Microsoft, las tres compañías que dominan la industria de los centros de datos, se presentan como adalides del desarrollo sostenible. Todas ellas prometen alcanzar la neutralidad hídrica en el 2030. Pero, ¿son más que bonitas palabras, o un simple «greenwashing»?  El silencio sobre sus planes concretos y la ausencia de detalles sobre su estrategia para lograr este objetivo, me lleva a dudar de la sinceridad de sus intenciones. ¿Cómo pretenden estas empresas consumir cantidades tan masivas de agua sin provocar una crisis en regiones ya de por sí vulnerables?

Los datos a los que hemos tenido acceso nos dicen claramente que la demanda de agua se dispara. Los nuevos centros de datos, según los planes, supondrán un aumento considerable del 78% en la demanda combinada. Como ejemplo, zonas como el norte de España (Aragón), se enfrentan a la perspectiva de ver la construcción de nuevos centros de datos que demandarán más energía eléctrica que la que consume toda la región. Este mismo panorama se repite en otras zonas desérticas y áridas del planeta.

La página web    https://www.source-material.org/           arroja más luz sobre esta cuestión, y expone cómo grandes corporaciones están posicionándose para controlar los recursos hídricos, precisamente en los lugares más secos del mundo. La foto adjunta permite visualizar la ubicación estratégica de estos centros de datos,

 y la siguiente foto, nos muestra el inquietante crecimiento proyectado de los centros a crear.

No se trata de un problema menor. El agua, como el aire, es un recurso esencial para la vida, y la supervivencia de las comunidades locales debe ser una prioridad. Las implicaciones éticas son evidentes. Mientras las empresas se enfocan en maximizar sus beneficios, ¿quién se preocupa por el impacto sobre el medio ambiente y las comunidades que dependen del agua?

En última instancia, es una cuestión de prioridades. ¿Priorizamos el crecimiento exponencial de la tecnología, aunque signifique agotar recursos vitales para la vida humana, o valoramos la supervivencia y el bienestar de las personas? La respuesta, creo yo, es clara. La vida humana es infinitamente más importante que los datos.

 Mientras no se presenten planes concretos, con un detalle de la estrategia, con fecha de realización y una justificación clara, y un control más claro todavía, para la consecución de las políticas de ahorro de agua, no me lo creo. Es simple y llanamente, «greenwashing» con el fin de crear una buena imagen, y seguir adelante con sus intereses.

Mientras tanto, la sed del futuro se nos presenta cada vez más cerca. Y en la carrera por la digitalización, no podemos olvidar la necesidad más básica de todos: el agua. Necesitamos soluciones responsables, y debemos exigirlas.

 El agua no es una mercancía. Es la base de la vida.

Amador Palacios

Por Amador Palacios

Reflexiones de Amador Palacios sobre temas de Actualidad Social y Tecnológica; otras opiniones diferentes a la mía son bienvenidas

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