Cuando pensamos en las grandes potencias navales, una de las primeras imágenes que nos viene a la mente son los portaviones. Estos colosos del mar, símbolo de poderío militar, representan una de las herramientas estratégicas más valiosas de cualquier fuerza naval moderna.

Sin embargo, su construcción y operación están reservadas para un selecto club de naciones debido a los enormes costos asociados, tanto por el buque en sí como por los aviones que transporta. Pero, ¿qué pasaría si barcos más convencionales pudieran cumplir funciones más o menos similares gracias a los drones? Este escenario, que hasta hace poco parecía improbable, está comenzando a hacerse realidad.

Los portaviones no solo son extremadamente costosos de construir, sino que también requieren una infraestructura de apoyo significativa. Desde aviones de combate hasta sistemas de defensa, pasando por una tripulación altamente especializada, el costo de mantenimiento de estas unidades se mide en miles de millones de dólares al año. Esto limita su acceso a unas pocas naciones como Estados Unidos, China, Rusia, Francia y el Reino Unido.

Pero más allá del costo, los portaviones enfrentan desafíos estratégicos. Su tamaño los convierte en objetivos visibles y vulnerables, incluso con avanzados sistemas de defensa. A medida que las amenazas de misiles hipersónicos y otras tecnologías emergen, las marinas del mundo buscan formas más flexibles y asequibles de proyectar poder aéreo en el mar.

Los drones: el avión del «pobre»

En este contexto, los drones están marcando un cambio fundamental. Lo que comenzó como una tecnología relativamente simple y asequible para tareas de reconocimiento y vigilancia, ha evolucionado hacia un ámbito mucho más avanzado. Los drones militares modernos, como el dron Mojave, tienen capacidades que par algunas misiones pueden rivalizar con algunos aviones tripulados.

El Mojave, por ejemplo, puede volar durante 25 horas, alcanzar velocidades de 140 nudos y transportar hasta 1.500 kg de armamento, incluyendo hasta 16 misiles. Pero lo más impresionante es su capacidad para despegar y aterrizar en pistas cortas. Esto significa que no requiere las grandes pistas y catapultas que suelen encontrarse en un portaviones tradicional.

Hace no mucho, en Corea del Sur, se realizaron pruebas exitosas en las que un dron Mojave despegó y aterrizó desde un barco convencional. El dron fue manejado desde tierra firme, demostrando la viabilidad de este tipo de operaciones. Este avance tiene implicaciones profundas para las marinas de todo el mundo.

Se puede ver un video en: https://youtu.be/LVR_EioIM8c

Los barcos convencionales como plataformas aéreas

Muchas marinas poseen barcos de tamaño intermedio que, hasta ahora, se dedicaban principalmente a funciones logísticas, de patrulla o de apoyo. Estos buques, gracias a modificaciones relativamente sencillas como la instalación de una cubierta de aterrizaje, podrían transformarse en plataformas capaces de operar drones. Esto otorgaría a estas unidades capacidades aéreas avanzadas sin la necesidad de adquirir portaviones o aviones tripulados.

Países como Turquía, España, Australia y Corea del Sur ya están explorando estas posibilidades. Por ejemplo, Turquía ha equipado su buque TCG Anadolu con capacidad para operar drones, mientras que Australia ha mostrado interés en sistemas similares para sus barcos anfibios.

Este enfoque representa una democratización del poder aéreo naval. Mientras que un portaviones requiere una inversión inicial que puede superar los 10 mil millones de dólares, un barco convencional adaptado para drones es una fracción de ese costo. Además, los drones mismos son más baratos que los aviones tripulados y no ponen en riesgo vidas humanas durante las operaciones.

El uso de drones desde barcos convencionales no solo es una cuestión de ahorro. También ofrece ventajas tácticas significativas.

. Mayor flexibilidad operativa: Los drones pueden realizar una amplia gama de misiones, desde vigilancia y reconocimiento hasta ataques de precisión. Además, pueden cambiar su carga útil dependiendo de la necesidad operativa.

. Menor riesgo humano: Al ser vehículos no tripulados, eliminan el riesgo para los pilotos en misiones peligrosas.

. Reducción de costos: Los drones tienen costos operativos significativamente más bajos que los aviones tripulados.

. Proyección de poder: Permiten que incluso marinas más pequeñas tengan la capacidad de operar en aguas internacionales con un alcance aéreo ampliado.

. Evolución tecnológica: Los avances en inteligencia artificial y autonomía prometen que los drones serán aún más eficaces en el futuro.

El desarrollo de drones para operaciones navales está apenas comenzando. Además del Mojave, hay otros modelos en desarrollo que buscan maximizar la autonomía y la capacidad de carga. También se están explorando diseños que permitan a los drones operar en enjambres, coordinándose entre sí para maximizar su eficacia en combate o reconocimiento.

A medida que estas tecnologías maduran, es probable que veamos un cambio en la estrategia naval global. Las marinas ya no dependerán exclusivamente de los portaviones para el poder aéreo en el mar. En su lugar, una combinación de barcos convencionales y drones podría ofrecer una solución más económica, versátil y adaptada a las necesidades del siglo XXI.

El futuro de las operaciones navales está cambiando, y los drones están en el centro de esta transformación. Lo que antes parecía exclusivo de las grandes potencias ahora está al alcance de un número mucho mayor de naciones. Esto no solo democratiza el acceso al poder aéreo, sino que también redefine lo que significa ser una potencia naval en el siglo XXI.

Los portaviones seguirán siendo herramientas estratégicas clave para las grandes potencias, pero con la llegada de drones cada día más capaces y la adaptación de barcos convencionales, las reglas del juego están cambiando. El océano, siempre impredecible y vasto, ahora será patrullado por una nueva generación de tecnologías que están redefiniendo los límites de lo posible.

Amador Palacios

Por Amador Palacios

Reflexiones de Amador Palacios sobre temas de Actualidad Social y Tecnológica; otras opiniones diferentes a la mía son bienvenidas

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