Uno de los argumentos más repetidos cuando se habla de la expansión de las energías renovables es el rechazo que generan en parte de la población. No porque alguien esté en contra de la energía limpia, sino porque a muy pocos les agrada tener una fila de aerogeneradores en el horizonte o un campo cubierto de paneles solares a la vuelta de la esquina. Este fenómeno, conocido como el “efecto NIMBY” (Not In My Backyard – “No en mi patio trasero”), ha sido un obstáculo frecuente para acelerar la transición energética.

Afortunadamente, un reciente estudio realizado por científicos del Forschungszentrum Jülich en Alemania y publicado en Nature Communications nos ofrece una visión optimista y muy práctica: es posible instalar energías renovables evitando las zonas densamente pobladas y los paisajes de especial belleza… sin que eso encarezca el proceso.

Sí, has leído bien: no tiene por qué costar más evitar las zonas donde más molestan las instalaciones de energía renovable.

¿Es solo una cuestión estética?

En gran medida, sí. La estética, aunque subjetiva, tiene un peso considerable en la aceptación social de un proyecto. Nadie quiere que un valle virgen o una playa idílica se vean salpicados por estructuras industriales, por muy ecológicas que sean. Lo mismo ocurre en áreas rurales con alta densidad de población, donde los habitantes sienten que se les impone un cambio en su entorno.

El estudio alemán aborda esta realidad desde un enfoque innovador: combinar criterios de densidad de población con mapas de belleza escénica para determinar dónde se pueden ubicar instalaciones solares y eólicas con el menor impacto visual y social.

Y lo más sorprendente es que, al hacerlo, los investigadores descubrieron que no hay un aumento significativo en los costos. Esto se debe a que, aun filtrando estas ubicaciones sensibles, sigue habiendo una abundancia de lugares técnicamente adecuados y económicamente viables.

La clave del estudio es su sencillez. No propone una tecnología revolucionaria ni requiere inversiones millonarias en soluciones sofisticadas. Simplemente, plantea tener en cuenta el paisaje y la densidad de población a la hora de elegir dónde instalar nueva infraestructura de energía renovable.

Y lo mejor: aunque el estudio se ha hecho en Alemania, su metodología puede aplicarse en cualquier otro país. Solo hace falta que las autoridades energéticas y urbanísticas se muestren receptivas, y prioricen no solo el rendimiento económico de los proyectos, sino también su aceptación social.

Y esto es muy importante ahora, porque el futuro energético todavía está por construirse. Aunque hemos avanzado mucho en renovables, aún queda un largo camino. Si queremos alcanzar los objetivos climáticos globales y garantizar el suministro de energía limpia y asequible, será necesario multiplicar las instalaciones actuales de energía solar y eólica.

La buena noticia es que no estamos obligados a sacrificar nuestros paisajes ni nuestra calidad de vida para lograrlo. El estudio alemán demuestra que se puede crecer sin invadir espacios sensibles. Y eso cambia por completo la narrativa.

No se trata de elegir entre energía limpia y belleza natural. Podemos tener ambas cosas.

Todo esto pone en valor un elemento que a veces se pasa por alto en los grandes debates energéticos: la sensibilidad. Ser sensibles al entorno, al patrimonio visual, a la identidad del territorio, y también a las preocupaciones de los ciudadanos. Porque la transición energética no es solo una cuestión de ingeniería o economía, también es una cuestión social.

Escoger cuidadosamente dónde ubicamos nuestras instalaciones renovables puede marcar la diferencia entre una transición energética fluida o una plagada de conflictos y bloqueos.

Este estudio no solo es un soplo de aire fresco para quienes aman la naturaleza y también apoyan la energía verde. Es, sobre todo, una muestra de que muchas veces la solución está en el sentido común.

Hay miles de lugares disponibles, sin necesidad de chocar con la población ni arruinar el paisaje. Solo hay que saber elegir.

Y si podemos hacer las cosas bien desde el principio, ¿por qué no hacerlo?

Amador Palacios

Por Amador Palacios

Reflexiones de Amador Palacios sobre temas de Actualidad Social y Tecnológica; otras opiniones diferentes a la mía son bienvenidas

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