En los últimos años, los agentes de inteligencia artificial (IA) han pasado de ser una curiosidad de laboratorio a una herramienta que muchas empresas quieren incorporar masivamente a sus operaciones. Los vemos recomendando productos, redactando textos, gestionando agendas y ahora… tomando decisiones por nosotros en el mundo del consumo. Y no estamos hablando solo de un chatbot que te ayuda en atención al cliente. Hablamos de sistemas inteligentes que compran por ti, deciden por ti y, sobre todo, aprenden todo sobre ti.
Una de las últimas grandes compañías en sumarse a esta tendencia es VISA, nada menos que la empresa que más pagos gestiona en todo el mundo. En un entorno donde los hábitos de compra están cada vez más mediados por la tecnología, VISA no quiere quedarse atrás. Y parece estar interesada en que tu próximo agente de compras no sea solo de Amazon, Apple o Google… sino suyo.
¿Qué es un agente de IA y por qué VISA quiere uno?
Un agente de IA es básicamente un software diseñado para actuar en nombre de una persona. Aprende de tus patrones de comportamiento, preferencias, hábitos de compra, horarios, estilo de vida, y con esa información puede hacer cosas por ti: desde sugerirte un producto hasta comprarlo directamente sin que tú intervengas. Hoy, empresas como Amazon ya están experimentando con agentes de IA que pueden hacer pedidos recurrentes, elegir marcas según tu historial y gestionarlo todo automáticamente.
Pero para que un agente pueda hacer todo eso, necesita saberlo todo de ti: qué compras, cuándo, cuánto gastas, cómo lo pagas, qué marcas prefieres, qué rechazas, cómo gestionas tu cuenta bancaria, qué suscripciones tienes, si estás endeudado o no… En definitiva, necesita acceso a tu vida financiera. Y ahí es donde VISA ha puesto el ojo.
VISA, que ya conoce buena parte de nuestras transacciones, ve una oportunidad clara: si los agentes de IA van a decidir nuestras compras, ella quiere ser la empresa que los controle. No solo para mantener su posición dominante, sino porque quien controle el “cerebro comprador” del consumidor, controlará la economía del consumo digital del futuro.

Privacidad, esa gran perjudicada
Ahora bien, ¿nos interesa a nosotros, como ciudadanos y consumidores, que empresas como VISA gestionen nuestros agentes de IA? La respuesta, desde mi punto de vista, es un rotundo no. Porque estas empresas no ofrecen estos sistemas por altruismo, ni por amor al cliente. Lo hacen porque los agentes de IA son una mina de oro en términos de datos.
Con cada decisión que tome tu agente, VISA (o quien sea que lo haya desarrollado) recopilará información sobre ti. Y esa información no se queda necesariamente contigo. Puede venderse, analizarse, usarse para crear perfiles detalladísimos de comportamiento… y todo eso se traduce en más dinero para las empresas que nos “ofrecen ayuda” a cambio de invadir nuestra privacidad.
Ya no hablamos de cookies o publicidad contextual. Hablamos de sistemas que podrían conocer más sobre nosotros que nosotros mismos, anticiparse a nuestras decisiones y moldear nuestra conducta de consumo de forma invisible. En otras palabras, pasamos de elegir lo que compramos a aceptar lo que el agente decide por nosotros, con base en lo que una empresa quiere que hagamos.
Un super-gran hermano disfrazado de asistente
No puedo evitar pensar en la distopía de George Orwell y su famoso “Gran Hermano”. Pero lo cierto es que nos hemos superado: ya no necesitamos un aparato de televisión vigilándonos. Hoy, basta con un sistema de IA en tu móvil, tu ordenador o tu tarjeta de crédito. Y detrás de ese sistema, no hay gobiernos autoritarios, sino grandes corporaciones tecnológicas y financieras que saben exactamente lo que haces, lo que deseas y lo que comprarás la próxima semana.
Lo más preocupante es que todo esto sucede con nuestro consentimiento silencioso. Instalamos apps, activamos asistentes, aceptamos términos y condiciones sin leerlos, y vamos cediendo parcelas enteras de nuestra privacidad… a cambio de una mínima comodidad.
¿El futuro de los pagos o el fin de la autonomía personal?
VISA quiere que un agente de IA gestione tus pagos. Y puede que lo consiga. Pero deberíamos preguntarnos antes: ¿estamos dispuestos a ceder tanto poder, tanta información, tanta privacidad?
Porque una cosa es automatizar tareas, y otra muy distinta es automatizar la voluntad.
Quizá ha llegado el momento de reflexionar sobre qué papel queremos que jueguen estas empresas en nuestras vidas. No todo lo que la tecnología permite debería ser aceptado sin debate. Y aunque parezca cómodo que alguien (o algo) compre por nosotros… puede que el precio real sea demasiado alto.
¿ Y tú que piensas querido amigo ?