La industria de los taxis autónomos, una vez el niño mimado de la innovación tecnológica, se encuentra en una encrucijada. La promesa de un futuro cercano donde las calles estarían repletas de vehículos sin conductor, transportando pasajeros con eficiencia robótica, se ha topado con la dura realidad de un desarrollo mucho más complejo y lento de lo previsto.
El último ejemplo de esta tendencia a la baja es Motional, la empresa conjunta de Hyundai y Aptiv, que ha anunciado una reestructuración interna y en la que Aptiv vende una parte importante de sus acciones a Hyundai, con lo que se aumenta la participación del gigante automovilístico coreano.
Motional, que tiene coches de Hyundai ( Ionic 5 robotizado y con 30 sensores ) funcionando en Las Vegas y Los Ángeles, se había posicionado como un actor importante en el sector, realizando pruebas y prometiendo un futuro cercano de servicios comerciales.
Sin embargo, la reciente reestructuración, que ha conllevado despidos y un cambio en la dirección, arroja dudas sobre su hoja de ruta. Si bien no se han hecho públicos los detalles específicos, la mayor participación de Hyundai sugiere un cambio de estrategia y, posiblemente, un enfoque más conservador.
Esta noticia no es un caso aislado. Varias empresas del sector han anunciado recientemente recortes de personal, proyectos pausados o incluso cierres completos. La startup de vehículos autónomos Argo AI, respaldada por Ford y Volkswagen, cerró sus puertas en 2022 tras no lograr atraer más inversiones. Uber también vendió su división de desarrollo de coches autónomos, mientras que Waymo, la filial de Alphabet (Google), ha tenido que ajustar sus planes y retrasar el lanzamiento de ciertos servicios comerciales.
La pregunta que surge es evidente: ¿por qué la industria del taxi autónomo, que prometía revolucionar la movilidad urbana, enfrenta tantos obstáculos? Las razones son múltiples y complejas:
. Tecnología Inmadura: A pesar de los avances en inteligencia artificial y sensores, la tecnología aún no está lista para un despliegue masivo en entornos urbanos complejos. La conducción autónoma exige una capacidad de percepción, toma de decisiones y reacción ante imprevistos que todavía no alcanza la perfección. Los accidentes, aunque escasos, siguen ocurriendo, generando dudas sobre la seguridad y la fiabilidad de la tecnología.
. Regulaciones y Aspectos Legales: La falta de un marco regulatorio claro y uniforme a nivel global genera incertidumbre para las empresas. La responsabilidad en caso de accidentes, la privacidad de los datos de los pasajeros y las implicaciones para el empleo son solo algunos de los desafíos legales que deben abordarse.
. Costos Elevados: Desarrollar y desplegar una flota de taxis autónomos requiere de una inversión gigantesca. Los sensores, la tecnología de mapeo, el software de inteligencia artificial y la infraestructura de soporte son extremadamente costosos, haciendo que el modelo de negocio sea poco rentable a corto plazo.
. Aceptación Pública: La percepción pública juega un papel fundamental en la adopción de cualquier tecnología disruptiva. A pesar del atractivo inicial, la confianza del público en los vehículos autónomos sigue siendo baja. Las preocupaciones sobre la seguridad, la privacidad y la ética de la inteligencia artificial son barreras importantes que deben superarse.
En este contexto de incertidumbre, la decisión de Hyundai de aumentar su participación en Motional puede parecer contradictoria. Sin embargo, podría interpretarse como una apuesta estratégica a largo plazo. Para los fabricantes de automóviles tradicionales, la revolución del coche autónomo representa una amenaza y una oportunidad.
Si bien el modelo de negocio del futuro aún no está definido, tener un pie en esa industria les permite adquirir conocimientos, desarrollar tecnologías propias y posicionarse para un futuro donde la movilidad será muy diferente a la actual.
Hyundai, con su experiencia en la producción masiva de vehículos y su creciente inversión en tecnologías de conducción autónoma, está apostando por el coche eléctrico y por un futuro donde los coches serán más que simples medios de transporte, convirtiéndose en plataformas móviles conectadas a un ecosistema más amplio de servicios y experiencias.
La visión de un futuro donde las calles estén dominadas por vehículos sin conductor todavía está lejana, pero no ha desaparecido. Es posible que veamos un escenario mixto, donde coexistan vehículos autónomos con conductores humanos, especialmente en entornos controlados como campus universitarios, aeropuertos o zonas urbanas muy acotadas y con baja densidad de tráfico.
Lo que está claro es que la industria del taxi autónomo se encuentra en plena transformación. Aquellas empresas que logren adaptarse a esta nueva realidad, ajustando sus expectativas, optimizando sus recursos y construyendo una propuesta de valor sólida, serán las que tengan más posibilidades de éxito en un futuro donde la movilidad será cada vez más autónoma, conectada y compartida.
La pregunta ya no es si los coches autónomos llegarán, sino cuándo y cómo se integrarán en el complejo ecosistema de la movilidad urbana del futuro.
Y parece que Hyundai quiere estar en el grupo de cabeza.