Con el reciente trasplante en USA del corazón de un cerdo a una persona humana, ha vuelto a resurgir la polémica de la ética de los trasplantes de animales a humanos.
Mucho se ha hablado y poco se ha hecho sobre el trasplante de órganos de animales a humanos, sobre todo por problemas técnicos de rechazo por parte de la persona que recibe el órgano.
Pero las técnicas han avanzado mucho, y en el último trasplante el corazón del cerdo había sido modificado genéticamente para hacerlo más parecido a un corazón humano, y así disminuir la posibilidad de rechazo.
Está por ver si las alteraciones genéticas facilitan la aceptación por parte de los humanos de órganos provenientes de otros animales. Y es de esperar que así sea.
Desde el punto de vista religioso, tanto los judíos como los árabes ( que no consumen el cerdo ) aceptan este tipo de trasplantes para salvaguardar la vida de una persona.
Pero en cambio, algunas asociaciones protectoras de los animales como PETA ( People for the Ethical Treatment of Animals ) se oponen de manera frontal a estos tratamientos. Y tienen sus razones, aunque yo no las comparta.
Los médicos que han operado a esta persona han indicado que sin esa operación habría muerto sin remedio, por lo que en mi opinión la operación estaba justificada, y puede ser un paso al desarrollo de una nueva tecnología que ayude al trasplante de órganos para salvar muchas vidas humanas.
En la actualidad hay miles de personas por el mundo esperando recibir un trasplante para continuar con vida, y ésta es una buena noticia, aunque pasarán muchos años antes de que estas técnicas estén ampliamente implantadas.
Pero hay que apostar por lo nuevo para resolver algunos problemas que aún no hemos sido capaces de solucionar. Ojalá lo hagan cuanto antes.
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