La reciente feria de Shanghai del automóvil ha puesto en jaque al mundo del automóvil eléctrico. Los anuncios de las nuevas baterías por parte de los dos mayores fabricantes chinos de este componente, han removido todo el tablero de juego. Las innovaciones presentadas no solo prometen un futuro más sostenible y eficiente, sino que además dibujan un panorama en el que las empresas occidentales, en especial las estadounidenses, parecen rezagadas.
CATL, la mayor fabricante de baterías a nivel mundial, con más de un tercio del mercado, ha anunciado una serie de avances significativos. Su nueva batería de ion-socio, llamada Nastra, promete autonomías de hasta 500 km y una mayor seguridad, todo ello a un precio significativamente más competitivo que las actuales baterías de ion-litio. Este anuncio es un claro indicativo de la estrategia china de liderar la transición hacia el vehículo eléctrico.
Pero la innovación no se limita a la Nastra. CATL también ha desvelado una evolución de sus baterías en producción, capaces de alcanzar autonomías de más de 500 km y una carga del 5 al 80% en tan solo 15 minutos, incluso a temperaturas ambientales de -10°C. Este dato es crucial, pues representa un salto cualitativo en la experiencia de uso de los vehículos eléctricos, acercándolos considerablemente a la comodidad y la practicidad de los vehículos de combustión interna.

En un mercado tan competitivo como el de las baterías y los coches eléctricos, las empresas chinas parecen seguir llevando la delantera. Su enfoque en la innovación y la reducción de costos es evidente, y se manifiesta en estas nuevas tecnologías. El hecho de que, de momento, estas innovaciones no estén disponibles en el mercado norteamericano, puede ser considerado un inconveniente temporal, pero la realidad indica un preocupante distanciamiento tecnológico.
No obstante, el panorama no es completamente desolador para las empresas occidentales. Hay quienes argumentan que la especialización en nichos de mercado, la investigación en diferentes tecnologías y la apuesta por la innovación en otros campos pueden crear alternativas viables. También existen modelos colaborativos que pueden impulsar el avance tecnológico, pero la realidad es que en este momento las empresas occidentales parecen estar a la zaga de las chinas. El ritmo de innovación y desarrollo del sector chino se está acelerando, y es difícil predecir si las empresas occidentales podrán alcanzarlo.
A pesar de la importancia de la competitividad nacional, la colaboración internacional en el ámbito tecnológico suele generar avances más rápidos y eficientes. Es difícil no ver un elemento de aislamiento en la actual postura de las empresas norteamericanas. La tendencia actual apunta a una creciente brecha en la innovación en el sector de las baterías para vehículos eléctricos, y la colaboración entre diferentes actores, de diferentes países, podría acelerar el proceso de desarrollo, y permitir avanzar más rápido. Hay ejemplos exitosos de colaboración internacional en el mundo científico y tecnológico, y no veo por qué este sector debería ser una excepción.
El proteccionismo, en cualquier ámbito, puede ser contraproducente. La historia está llena de ejemplos de cómo las barreras comerciales o tecnológicas han frenado el progreso. La postura de cierto proteccionismo, particularmente en Estados Unidos con esta administración, ha sembrado las semillas de una inevitable brecha tecnológica que se verá reflejada en el mercado en los próximos años.
El tiempo siempre termina por mostrar las debilidades de las posturas equivocadas. Quizás la actual situación no sea la más idónea para una colaboración internacional, pero no cabe duda de que la autosuficiencia tecnológica aislada a largo plazo puede ser contraproducente. En el mundo de la tecnología, es vital mantenerse al tanto de las innovaciones y ser capaz de adaptarse a los cambios.
En conclusión, el futuro del automóvil eléctrico está en manos de las empresas chinas, al menos por el momento. Su enfoque en la innovación, la reducción de costos y la mejora de las baterías nos presenta un panorama en el que las empresas occidentales deben tomar acciones rápidas y estratégicas para no quedar relegadas.
El tiempo dirá si la colaboración o una estrategia nacional serán claves para revertir esta situación. Desearía equivocarme, pero la tendencia actual no augura un futuro esperanzador para el sector occidental del automóvil.
No hay nada más tonto que encerrase en un bunker aislado para resistir la tormenta competitiva, pues cuando esta se aleja nos encontraremos mucho más lejos de los que ya iban por delante.
El tiempo acaba poniendo a cada uno en su sitio, y dentro de no muchos años veremos el enorme daño que el Sr. Trumpo ha hecho a su país, y como consecuencia a otros muchos de sus antiguos socios.
Nada me gustaría más que equivocarme.