Hoy en día, navegar por internet se asemeja a adentrarse en una jungla informativa donde las noticias falsas, o mejor dicho, las MENTIRAS, acechan en cada esquina. Nos bombardean con información, a menudo distorsionada o directamente inventada ( las llaman Fake News ), y distinguir la verdad de la falsedad se convierte en una tarea titánica.
Expertos estiman que más de la mitad de la información que circula online son, como mínimo, verdades a medias, y en muchos casos, mentiras descaradas. Lo preocupante es la facilidad con la que estas falsedades se propagan, retransmitidas por usuarios que, sin un filtro crítico previo, las comparten con el mundo.
No nos engañemos: la mayoría de estas «Fake News» no son fruto de la casualidad. Detrás de ellas se esconden organizaciones e individuos con intereses particulares que utilizan la libertad de expresión como escudo para manipular, desinformar y conseguir sus objetivos, a menudo en detrimento del bien común.
Ante este panorama, la pregunta es: ¿cómo podemos defendernos? Detectar estas mentiras es complejo, pero no imposible. La tecnología, una vez más, viene en nuestra ayuda. Investigadores de la Keele’s School of Computer Science and Mathematics han desarrollado un sistema prometedor capaz de identificar Fake News con una precisión del 99%.
Este método se basa en una técnica de «votación de conjunto», combinando las predicciones de varios modelos de aprendizaje automático para generar una puntuación general sobre la veracidad de una noticia. Imaginen un jurado de algoritmos analizando cada pieza de información, contrastándola con diversas fuentes y evaluando su credibilidad. La precisión de este sistema es asombrosa y, con un poco de refinamiento, podría acercarse al 100%.

Si disponemos de una herramienta tan eficaz, ¿por qué no la implementamos a gran escala? ¿Por qué no integramos este algoritmo en las redes sociales para que analice la información que circula y emita alertas sobre la veracidad de las noticias? La respuesta, lamentablemente, no es tecnológica, sino política.
Existe una clara reticencia a abordar el problema de las Fake News con la contundencia que merece. Demasiados intereses se benefician de la desinformación y la manipulación. Mientras se permita que las mentiras se propaguen sin consecuencias, la situación seguirá empeorando.
La herramienta desarrollada por la Keele’s School of Computer Science and Mathematics es solo un ejemplo. Si existiera la voluntad política real de combatir la desinformación, podríamos desarrollar e implementar muchas más soluciones.
Solo a modo de ejemplo, se podrían:
. Crear agencias independientes de verificación de hechos: Organismos dedicados a analizar la veracidad de la información y a desmentir bulos de forma rápida y eficaz.
. Establecer protocolos de actuación para las redes sociales: Obligar a las plataformas a tomar medidas contra la difusión de noticias falsas, incluyendo la eliminación de cuentas que las propaguen de forma sistemática.
. Promover la educación mediática: Dotar a los ciudadanos de las herramientas necesarias para identificar las Fake News y desarrollar un pensamiento crítico.
. Sancionar a quienes generan y difunden desinformación: Aplicar las leyes existentes contra la difamación y la calumnia y, si es necesario, crear nuevas leyes específicas para combatir las Fake News.
No se trata de censurar la libertad de expresión, sino de proteger a la sociedad de la manipulación y la desinformación. Nuestros valores democráticos están en juego. La libertad de expresión no es un derecho absoluto, y no puede utilizarse para difundir mentiras que dañan a otros.
La desinformación es muy poderosa, no porque cambie las mentes de la gente, sino porque permite a las personas mantener sus creencias a pesar de la creciente evidencia de lo contrario. Y entonces Internet no funciona como una máquina de lavado de cerebros, sino sobre todo como una máquina de justificación de las ideas previas de cada uno, sin ninguna relación con la verdad.
Las teorías sobre las conspiraciones es un fenómeno muy arraigado en mucha gente, y se transmiten instantáneamente por Internet porque hay poderosos grupos ( en general de extrema derecha ) interesados en ello.
Creo que la lucha contra las Fake News es una batalla que debemos librar en todos los frentes: tecnológico, educativo, político y legal. La tecnología nos ofrece herramientas poderosas, pero su eficacia depende de nuestra voluntad de utilizarlas. ¿Seguiremos permitiendo que las mentiras se propaguen sin control, o tomaremos las medidas necesarias para proteger la verdad y la integridad de nuestra sociedad?
La respuesta está en parte en nuestras manos. Yo estoy convencido de que un futuro con menos mentiras online es posible, pero solo si nos comprometemos a construirlo.
¿Tú crees que algún día veremos descender las MENTIRAS on-line ?
¿ Qué opinas ?