Creo que este Informe es un buen resumen de la farsa de la lucha climática: 63 éxitos frente a 1437 fracasos

El Informe ha sido publicado a final de Agosto en la revista   Science  , y ha desatado una ola de preocupación e indignación al revelar que solo 63 de las 1.500 políticas climáticas implementadas en las últimas dos décadas han logrado resultados positivos. Esta cifra, que representa apenas un 4% de efectividad, pone en evidencia la profunda crisis de acción que enfrenta la lucha contra el cambio climático, revelando una desconexión alarmante entre el discurso político y la realidad.

Si bien la comunidad internacional se ha volcado en la elaboración de acuerdos y la firma de compromisos climáticos, la cruda realidad es que la gran mayoría de las acciones implementadas no están generando el impacto deseado. Este preocupante escenario nos obliga a cuestionarnos: ¿A qué se debe esta ineficacia generalizada? ¿Son las empresas las únicas responsables de este fracaso colectivo o existe una responsabilidad compartida con los gobiernos y la propia ciudadanía?

El informe señala a las empresas como uno de los principales obstáculos para avanzar hacia una economía baja en carbono. Muchas de ellas, amparadas en la opacidad y la falta de transparencia, se han dedicado a implementar prácticas de «greenwashing»: estrategias de marketing y comunicación que buscan proyectar una imagen de sostenibilidad ambiental, sin realizar cambios sustanciales en sus modelos de producción y consumo.

Un buen ejemplo es cuando vemos artículos que nos indican que más o menos pronto podremos viajar en avión con combustibles sostenibles ( SAF ), cuando se sabe que no es así porque no existe material en el mundo para generar tanto combustible. Y de esa manera la gente sigue volando sin tener necesidad real y contaminando con total tranquilidad. Y mientras tanto el negocio aeronáutico sigue aumentando y contaminando más nuestro entorno. Y se podrían poner otros muchos ejemplos más o menos similares

Y si se está haciendo tan poco, es por los enormes intereses de las empresas para que las cosas sigan como hasta ahora, haciendo como que hacen algo para no hacer realmente apenas nada. Y mientras tanto siguen con sus negocios adelante, contaminando, ganando dinero y dejando que pase el tiempo.

Esta práctica no es en absoluto inocua, pues desvía recursos y esfuerzos que podrían destinarse a la implementación de soluciones reales. Además, genera una falsa sensación de seguridad en la población, que cree estar contribuyendo a la lucha climática al consumir productos etiquetados como «eco-friendly», cuando en realidad está siendo víctima de una estrategia de marketing engañosa. Es un caso muy claro de “greenwashing” que de alguna manera los políticos aceptan, y entre todos nos siguen engañando a los ciudadanos.

Sin embargo, sería simplista culpar únicamente a las empresas de esta situación. Los gobiernos, como garantes del bien común, tienen la responsabilidad de fiscalizar el accionar empresarial y sancionar aquellas prácticas que atenten contra el medio ambiente. La falta de voluntad política para implementar marcos regulatorios más estrictos y la persistencia de subsidios a las industrias contaminantes evidencian una preocupante complicidad entre algunos sectores del poder político y económico.

La ciudadanía también juega un rol fundamental en este escenario. La falta de información, la desconfianza en las instituciones y la priorización de intereses individuales por encima de los colectivos son factores que dificultan la construcción de una conciencia ambiental sólida y la movilización ciudadana a gran escala.

Ante este panorama desalentador, cabe preguntarse: ¿qué podemos hacer para revertir esta situación?

El informe de Science ofrece una luz de esperanza al identificar 63 políticas climáticas que han demostrado ser efectivas. Estas experiencias exitosas, que abarcan desde la implementación de impuestos al carbono hasta la promoción de energías renovables, demuestran que es posible avanzar hacia un futuro sostenible si se implementan las medidas adecuadas.

Y el resumen que indican los “expertos” es: si las políticas climáticas se centrasen en esos 63 casos de políticas que se sabe que son efectivas, se podría cerrar la brecha de emisiones actual para cumplir los objetivos de París entre un 26% y un 41%, lo cual sería una contribución importante.

Es fundamental que los gobiernos, en colaboración con la comunidad científica, identifiquen las claves del éxito de estas políticas y las repliquen en otros contextos. La cooperación internacional también resulta fundamental para compartir las mejores prácticas y generar sinergias que permitan acelerar la transición hacia una economía baja en carbono.

La lucha contra el cambio climático no es una tarea sencilla, pero tampoco es imposible. Requiere de un compromiso real por parte de todos los actores sociales: empresas, gobiernos y ciudadanos. Es necesario abandonar la retórica vacía y pasar a la acción, impulsando políticas públicas ambiciosas, promoviendo la innovación tecnológica y fomentando una cultura de responsabilidad ambiental en la sociedad.

El tiempo se agota y las consecuencias de la inacción son cada vez más evidentes. Debemos actuar ahora, con determinación y coraje, para asegurar un futuro habitable para las presentes y futuras generaciones. La historia nos juzgará por nuestras acciones, no por nuestras palabras.

Y la pregunta que surge es: ¿ Haremos algo realmente efectivo y con urgencia?     Permitirme que lo dude

Amador Palacios

Por Amador Palacios

Reflexiones de Amador Palacios sobre temas de Actualidad Social y Tecnológica; otras opiniones diferentes a la mía son bienvenidas

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