La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, dejándonos a veces con la sensación de que nuestra última adquisición ya está obsoleta. Hace poco que actualicé mi router a uno con Wi-Fi 6 para mejorar mi conexión, y ahora la Wi-Fi 7 está a punto de ser certificada. Es una situación que a muchos nos resulta familiar: la tecnología supera nuestras necesidades, dejándonos en un ciclo constante de actualizaciones.
Sin embargo, la llegada de la Wi-Fi 7 no es simplemente un paso más en la carrera por la velocidad. Sí, promete velocidades de vértigo y una capacidad de transmisión de datos sin precedentes, pero lo realmente revolucionario reside en su enfoque en la fiabilidad de la transmisión y en la reducción de la latencia.
Vivimos en un mundo hiperconectado donde la Wi-Fi se ha convertido en el oxígeno digital. La tenemos en casa, en el trabajo, en las cafeterías, incluso nuestros teléfonos móviles se transforman en puntos de acceso. Sin embargo, la experiencia actual dista mucho de ser perfecta. Interrupciones, lentitud, interferencias… son problemas habituales, especialmente en entornos con múltiples dispositivos conectados.
La Wi-Fi 7, operando en las bandas de frecuencia de 2.4 GHz, 5 GHz y 6 GHz, con anchos de canal de hasta 320 MHz (el doble que la generación anterior), multiplicará la cantidad de datos que se pueden transmitir simultáneamente. Imaginemos una autopista con el doble de carriles, donde los vehículos (datos) pueden circular con mayor fluidez y a mayor velocidad.
Pero la verdadera magia reside en la tecnología Multi-Link Operation (MLO). Imaginemos ahora que nuestra autopista inteligente puede redirigir el tráfico a diferentes rutas en tiempo real, evitando atascos y garantizando que los vehículos (datos) lleguen a su destino sin contratiempos. Esto es precisamente lo que hace MLO: distribuye la información a través de los canales disponibles, seleccionando el más óptimo en cada momento y asegurando una conexión robusta y sin interrupciones.
Aunque la mayoría no percibamos las sutilezas técnicas de la Wi-Fi 7, su impacto será notable en nuestra vida digital. Las videoconferencias serán más fluidas, sin los molestos retrasos. Los juegos en línea alcanzarán nuevas cotas de realismo, con una capacidad de respuesta instantánea. La realidad virtual y aumentada, ávidas de ancho de banda, se beneficiarán enormemente de la estabilidad y velocidad de la nueva generación.
Es posible que la Wi-Fi 7 no cambie nuestras vidas de la noche a la mañana, pero sentará las bases para un futuro donde la conectividad será invisible, instantánea y omnipresente. Un futuro donde la tecnología se funde con nuestra cotidianidad, impulsando la innovación y abriendo un abanico de posibilidades aún inexploradas.
Y hemos de saber que casi todos los componentes que se necesitan ( chips, etc … ) ya están disponibles en el mercado, pues las compañías que los producen ( Qualcomm y otras ) adelantan su fabricación para que los productos aparezcan en el mercado en cuanto se aprueben las certificaciones.
Y como también pasa siempre en estos casos, las empresas ya están trabajando en las especificaciones de la nueva Wi-Fi 8, para diseñar los componentes necesarios. Esta es una rueda que no se detiene nunca.