Durante años, la humanidad ha perseguido un objetivo ambicioso: generar energía limpia suficiente para cubrir el crecimiento constante del consumo global. Pues bien, según los últimos datos publicados por Ember  una organización independiente que analiza la producción y el consumo de electricidad a nivel mundial, ese momento histórico está ocurriendo ahora mismo.

Se puede ver la WEB de Ember en:    https://ember-energy.org/

Por primera vez, el aumento de la generación solar y eólica ha superado el crecimiento de la demanda energética global. Una noticia esperanzadora que marca un punto de inflexión en la transición hacia un modelo energético sostenible.

El informe de Ember revela que en los últimos doce meses la generación procedente del sol y del viento ha crecido a un ritmo superior al incremento de la demanda eléctrica mundial. Dicho de otro modo: el planeta está añadiendo más capacidad renovable de la que necesita para cubrir su crecimiento energético.

Este hito tiene una lectura optimista: el despliegue de las energías limpias ya no solo compensa el aumento del consumo, sino que empieza a desplazar a las fuentes más contaminantes, especialmente el carbón y el gas natural.

Europa, Estados Unidos, China e India son los grandes jugadores de esta partida. Estos cuatro gigantes concentran dos tercios de la generación y de las emisiones contaminantes globales. Por tanto, cualquier avance o retroceso en sus políticas energéticas tiene un impacto decisivo sobre el resto del planeta.

China se está convirtiendo en el gran motor de la transición verde. En la primera mitad del año, el gigante asiático instaló más capacidad solar y eólica que el resto del mundo combinado.

Además, redujo su generación con carbón en un 2 %, un cambio modesto pero simbólico: por primera vez, el país con mayor consumo energético empieza a girar hacia un modelo más limpio.

En Europa, el impulso continúa. Muchos países, como España, Alemania o Dinamarca, están alcanzando récords de producción renovable, impulsados por políticas comunitarias y la bajada constante de costes tecnológicos.

India sigue una trayectoria ascendente, con inversiones crecientes en parques solares y eólicos que comienzan a transformar su matriz eléctrica.

En Estados Unidos, sin embargo, la tendencia se ha frenado. Las políticas impulsadas por el presidente Trump, junto con su negacionismo climático recientemente reafirmado en la ONU, han devuelto protagonismo al carbón y al gas. Esto ha provocado que el aumento de la demanda energética supere con creces la generación sostenible, retrasando la transición y generando un impacto ambiental preocupante.

A pesar de los contrastes regionales, el panorama global mejora. Los costes de la energía solar y eólica siguen cayendo, y eso las convierte en las fuentes más competitivas en la mayoría de los mercados. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), producir electricidad con paneles solares cuesta hoy un 80 % menos que hace una década, y con viento, un 60 % menos.

Además, cada año se instalan récords de nuevas capacidades renovables. Si la tendencia continúa, la generación limpia podría superar a la fósil antes de 2030, un hito impensable hace apenas una década.

Aunque las cifras invitan a un cierto optimismo, el tiempo sigue corriendo. Las concentraciones de CO₂ en la atmósfera alcanzan nuevos máximos y los fenómenos climáticos extremos —olas de calor, incendios, sequías, inundaciones— se multiplican año tras año.

Estamos, literalmente, en una carrera contra el reloj. No basta con frenar las emisiones: necesitamos reducirlas drásticamente. La buena noticia es que la tecnología y la voluntad social están alineadas como nunca. Gobiernos, empresas y ciudadanos empiezan a entender que el futuro será renovable o no será.

Dejar a las próximas generaciones un planeta habitable para todos es el mayor desafío colectivo de nuestro tiempo. Y aunque la tarea es enorme, los pasos recientes demuestran que el cambio es posible.

La energía solar y eólica ya no son alternativas: son la columna vertebral de la nueva economía energética. Cada panel instalado y cada turbina puesta en marcha son una victoria frente al cambio climático y una inversión en el futuro.

Puede que el camino sea largo, pero el rumbo está claro. El sol y el viento, inagotables y silenciosos, están escribiendo la historia energética del siglo XXI.

Amador Palacios

Por Amador Palacios

Reflexiones de Amador Palacios sobre temas de Actualidad Social y Tecnológica; otras opiniones diferentes a la mía son bienvenidas

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