Durante casi cuatro décadas, el mercado de los ordenadores personales ha estado dominado por Microsoft. Desde el lanzamiento de Windows en noviembre de 1985, el sistema operativo ha sido el rey indiscutible, sustituyendo al antiguo MS-DOS y consolidándose como la puerta de entrada al mundo digital para miles de millones de personas.

Hoy se estima que alrededor de 1.400 millones de ordenadores en todo el mundo funcionan con Windows, lo que representa aproximadamente el 75% del mercado. Esta hegemonía ha sido una de las grandes fortalezas que mantienen a Microsoft como una de las empresas más valiosas del planeta.

Sin embargo, el panorama tecnológico nunca permanece estático. Y en los últimos meses ha surgido una noticia que podría sacudir los cimientos de este dominio: Google estaría preparando portátiles que funcionan con Android, impulsados por chips de Qualcomm Snapdragon, conocidos por su potencia y eficiencia en el mundo de los smartphones.

Android es, sin duda, el sistema operativo más extendido en dispositivos móviles. Está presente en miles de millones de teléfonos y tabletas en todo el mundo. Su versatilidad, ecosistema de aplicaciones y familiaridad para los usuarios lo convierten en una plataforma atractiva. La idea de llevar Android a los ordenadores no es del todo nueva, pero ahora parece más realista gracias a la evolución de los chips ARM, especialmente los de Qualcomm.

Los procesadores Snapdragon se caracterizan por su alta eficiencia energética y un rendimiento gráfico notable, lo que los convierte en candidatos ideales para ordenadores ligeros y portátiles que no dependan tanto del consumo eléctrico como los tradicionales con procesadores Intel o AMD.

Uno de los detonantes de esta posible revolución es la propia estrategia de Microsoft. Windows 11, la versión más reciente del sistema operativo, no puede instalarse en millones de ordenadores relativamente modernos, debido a requisitos estrictos de hardware y seguridad. Esto deja a muchos usuarios atados a Windows 10, cuyo soporte oficial tiene fecha de caducidad.

Ante este panorama, surgen preguntas inevitables: ¿qué harán los usuarios con esos equipos que no cumplen los requisitos? ¿Invertir en un ordenador nuevo con Windows 11? ¿O buscar alternativas como Linux o, tal vez, un nuevo Android para ordenadores?

Todavía no está claro si Google pretende lanzar Android como un sistema instalable en ordenadores ya existentes, o si su estrategia se centrará únicamente en nuevos dispositivos diseñados de fábrica con este sistema. De poder instalarse en equipos actuales, se abriría un mercado inmenso de millones de máquinas que podrían revivir con un sistema ligero, rápido y familiar para cualquier usuario de smartphone.

Por el momento, las pruebas y rumores apuntan a que los primeros dispositivos Android-PC estarían muy optimizados para el hardware de Qualcomm. Sin embargo, la comunidad tecnológica especula con la posibilidad de versiones adaptadas para otros procesadores.

Lo que parece claro es que Google quiere aprovechar esta ventana de oportunidad. El mercado de los sistemas operativos de escritorio ha estado prácticamente vetado para Android, pero la coyuntura actual podría cambiar las reglas del juego.

No sería la primera vez que se produce un cambio radical en la informática. Basta recordar que hace unas décadas parecía imposible que Windows desbancara al MS-DOS, o que los smartphones Android superaran en cuota a los iPhone en muchos mercados. Hoy podría estar gestándose un movimiento similar en el mundo de los ordenadores.

Microsoft, por su parte, no se quedará de brazos cruzados. Ya está apostando fuerte por integrar inteligencia artificial en Windows 11 y reforzar su ecosistema de aplicaciones. La clave estará en ver qué prefieren los usuarios: la familiaridad y compatibilidad del entorno Windows, o la ligereza y simplicidad de un Android de escritorio.

Lo que está en juego es enorme. Si Android logra hacerse un hueco en el mercado de los ordenadores, podríamos asistir a una diversificación sin precedentes. Un escenario donde Windows, macOS, Linux y Android conviven, cada uno con sus fortalezas, ofreciendo a los usuarios más opciones que nunca.

Además, la irrupción de Android en ordenadores abriría la puerta a un ecosistema mucho más integrado entre móviles, tabletas y PCs, todos funcionando bajo el mismo sistema. Para muchos usuarios, esto significaría un cambio radical en productividad y conectividad.

Aún es pronto para predecir cómo evolucionará este movimiento de Google, pero una cosa está clara: el dominio absoluto de Windows podría empezar a tambalearse. Android, con el respaldo de Qualcomm y el músculo de Google, tiene una oportunidad real para entrar en un terreno que hasta ahora parecía intocable.

Como divulgadores de tecnología, no podemos dejar de sentir curiosidad: ¿veremos dentro de unos años millones de ordenadores funcionando con Android en lugar de Windows? El tiempo dirá. Lo que sí sabemos es que la competencia siempre beneficia al usuario, y este podría ser el inicio de una nueva era en la informática personal.

Veremos lo que el tiempo nos trae.

Amador Palacios

Por Amador Palacios

Reflexiones de Amador Palacios sobre temas de Actualidad Social y Tecnológica; otras opiniones diferentes a la mía son bienvenidas

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