Durante mucho tiempo, hemos enfrentado una disyuntiva: ¿debemos destinar la tierra a producir alimentos o a generar energía limpia? Esta pregunta ha sido el centro de un debate crucial sobre la sostenibilidad y el uso del suelo. Tradicionalmente, los vastos campos de paneles solares fotovoltaicos o los gigantes aerogeneradores se instalan sobre terrenos que, de otro modo, podrían ser fértiles para la agricultura.

La necesidad de energías renovables choca de frente con la de asegurar la producción de alimentos. Pero, ¿y si te dijéramos que no es necesario elegir?

Para romper esa dualidad, los expertos en innovación agrícola idearon los agro-parques o huertos solares elevados. La solución era ingeniosa: elevar los paneles solares a más de dos metros del suelo. De esta manera, se podría continuar cultivando debajo de las estructuras.

Aunque a primera vista es una solución brillante, tiene sus propios desafíos. Estas instalaciones, al estar más elevadas, son significativamente más costosas de instalar y de mantener. Pese a ello, fue un primer paso prometedor hacia la simbiosis entre la energía limpia y el sector primario.

Pero la ciencia y la ingeniería no se detienen. Siempre buscan la manera más eficiente y rentable de resolver los grandes problemas. Y así, de la mano de la investigación, ha surgido una idea que está cambiando las reglas del juego.

Recientemente, un estudio pionero realizado en la Universidad de Aarhus en Dinamarca ha demostrado la viabilidad de una solución aún más eficiente para combinar energía solar y cultivos.

La clave reside en el diseño de los paneles. Se olvidan de las placas horizontales convencionales, y la propuesta danesa utiliza paneles solares bifaciales colocados en posición vertical, orientados de este a oeste. ¿El resultado? Una eficiencia sorprendente.

Estos paneles bifaciales son capaces de generar energía por ambas caras: por la mañana captan la luz del sol naciente, y por la tarde, la del sol poniente. Esto tiene una ventaja económica enorme, ya que son precisamente estas horas las que suelen tener un mejor precio en el mercado energético.

Lo más importante es el impacto mínimo que tienen en el terreno. La instalación de estos paneles verticales apenas utiliza el 10% de la superficie del campo. La prueba en Dinamarca demostró que los cultivos que crecían entre las filas de paneles no se vieron apenas afectados. En algunos casos, la ligera sombra que proyectan los paneles incluso puede ser beneficiosa en climas muy cálidos, reduciendo la evaporación del agua.

Este nuevo enfoque de la agrovoltaica vertical abre un abanico de posibilidades. Demuestra que podemos generar energía limpia sin comprometer nuestra capacidad para producir alimentos. Es un modelo que beneficia a todos:

. Para los agricultores: les ofrece una nueva fuente de ingresos a través de la venta de electricidad, diversificando su negocio y haciéndolo más rentable y resiliente.

. Para el medio ambiente: reduce la huella de carbono, fomenta el uso de energías renovables y optimiza el uso de la tierra, un recurso cada vez más escaso.

. Para la sociedad: contribuye a la transición energética hacia un modelo más sostenible y seguro, sin sacrificar la seguridad alimentaria.

La innovación agrícola nos está enseñando que la solución no es elegir entre la tierra y la energía, sino fusionarlas. Es un recordatorio de que los problemas complejos tienen a menudo soluciones creativas que integran diferentes disciplinas.

Estamos en un momento emocionante. La próxima vez que veas un campo, no veas solo trigo o girasoles, sino también un potencial oculto para un futuro más verde y sostenible. La agricultura inteligente y la energía limpia están destinadas a ir de la mano, y este es solo el principio.

Amador Palacios

Por Amador Palacios

Reflexiones de Amador Palacios sobre temas de Actualidad Social y Tecnológica; otras opiniones diferentes a la mía son bienvenidas

2 comentarios en «Agrovoltaica: el futuro donde la agricultura alimenta la energía solar»
  1. Es ingeniosa esa solucion, de verdad, pero nos olvidamos que las placas solares son cuerpos negros casi perfectos que disparan el albedo terrestre, cosa que parece que, salvo en circulos cientificos, casi nadie quiere ver. Por otro lado tener en cuenta la posible sombra que producen al atardecer en climas calidos esta bien, pero tambien hay que tener en cuenta la gran cantidad de calor sobreañadido que las placas aportan al campo.

    1. Interesante aportación. No soy capaz de evaluar lo que supone la temperatura que puedan aportan las placas al campo, teniendo en cuenta que en campo abierto el aire circula con mayor fluidez. Pero me parece muy bueno generar energía sostenible a la vez que se cultivan alimentos. Un saludo y gracias por tu comentario.

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