La sanidad mundial en los últimos 100 años ha avanzado enormemente gracias a las vacunas, que han sido la herramienta más eficaz para prevenir enfermedades infecciosas graves y han salvado millones de vidas.
En 1921 se aplicó la primera vacuna contra la tuberculosis (BCG), y en 1974 la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), que ha contribuido a la vacunación masiva contra enfermedades como la viruela, la poliomielitis, y el sarampión, logrando erradicaciones y reducciones drásticas de estas patologías.
La vacunación ha permitido disminuir la mortalidad infantil, especialmente en menores de 5 años, y ha ayudado a mejorar la equidad en salud al ofrecer acceso universal y gratuito a estas medidas sanitarias.
Sin embargo, retos actuales incluyen la desigualdad en la cobertura de vacunación y movimientos antivacunas, que amenazan la continuidad de estos logros. La pandemia de COVID-19 aceleró la innovación en vacunas, por ejemplo con la tecnología de ARN mensajero, y mostró la importancia de la vacunación global para controlar enfermedades emergentes.
Impacto en salud pública:
- Reducción profunda de enfermedades inmuno-prevenibles.
- Ahorro estimado de decenas de millones de vidas.
- Mejoras significativas en mortalidad infantil.
- Acceso universal y gratuito como derecho a la salud.

Cuando surgió el COVID19 apareció un movimiento social ( en general ligado a pensamientos de extrema derecha ) contrario a las vacunas, como algo malo para la salud, y en consecuencia mucha gente no llegó a vacunarse.
El mismo COVID fue un buen ejemplo de como reaccionó el mundo consiguiendo vacunas de muy corto plazo de tiempo, y como gracias a ellas se consiguió erradicar la enfermedad, y evitar millones de muertes adicionales a las que ya se produjeron.
Recordatorio sobre las muertes confirmadas oficialmente: Las cifras oficiales reportadas por la OMS y otras fuentes apuntan aproximadamente a unos 6,6 millones de fallecidos hasta finales de 2022
Una estimación más realista (mortalidad en exceso): Considerando muertes directas e indirectas, estudios como los de The Economist, Institute for Health Metrics and Evaluation o la OMS estiman entre 18 y 33 millones de muertes mundiales. Un promedio estimado ronda los 27,4 millones. Y eso son muchas personas, que hubiesen sido muchas más si no se hubiese dispuesto de vacunas con prontitud.
Y después de ver lo sucedido en la historia pasada y reciente, podemos ver con pesar como en los USA continúa el acoso a las vacunas y a los medios dedicados a su investigación, dirigido por el máximo responsable del Health and Human Services ( equivalente al Ministerio de Salud de un país europeo ), negando recursos económicos para seguir investigando y progresando en la salud de los ciudadanos.
Es un paso atrás difícil de entender, basado en medias verdades y mentiras descaradas, para defender una manera de pensar que nos lleva a tiempos pasados y que pocos esperaban volver a ver.
Pero así es la historia. Por todas partes surgen movimientos extremos de ideas que creíamos ya caducadas, y lamentablemente resurgen con fuerza.
La democracia, la verdad, la ética y otros valores semejantes son hoy un bien muy valioso que debemos de preservar a toda costa, y en consecuencia debemos de luchar contra la desinformación y las mentiras transmitidas por las redes sociales y otros entornos.
Todos podemos hacer algo. Y el callarse no es una opción.